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domingo, 22 de julio de 2012

Alejandro Pappo festeja el día del amigo


Viernes 20 de julio, son las ocho y cuarto de la noche. Estoy en el taller preparando el fuego sobre el capot de un Chevrolet 400 para hacerle un asado a los pibes: al Rata y al Lisandro. De fondo, como cada año desde el ’69, suena Good times, bad times de Zeppelin.

Mientras atizo el fuego y John Bonham le da con todo a los platillos, reflexiono sobre el significado de la amistad en estos tiempos de tantas redes sociales, de tanto abrazo virtual, de tanto amigo desconocido, y llego a la conclusión de que hay mucho caretaje por todos lados. Si hasta me los puedo imaginar, cuántos que ni se pueden mirar a los ojos, repitiendo, con la inercia que brinda nuestra forma de vida, “¡Feliz día!” por una de esas pantallas magnéticas. Cuántos, sólo porque en el laburo se juntan “a festejar”, levantan sus vasos repletos de algún brebaje y chocan sus recipientes, y dicen, con la misma liviandad con la que se atan los cordones de las zapatillas, “¡Feliz día!” y tragan el contenido, y se olvidan, ¿o es que no quieren recordar?, la cantidad de veces que ese mismo tipo o esa misma mina que está en frente los cagó, pero lo aguantan sólo porque se juntan “a festejar”, o en realidad habría que decir a recordar, a recordar la llegada del hombre a la luna, y eso, para muchos, eso es el día del amigo.

Sin embargo yo también festejo y también recuerdo algo. Aquel 20 de junio de 1969 estaba en casa leyendo apasionadamente Tom Sowyer de Marck Twain, como solía hacer con un disco de fondo; eran unos pibes llamados Led Zeppelin, una bandita inglesa que prometía bastante. Estaba en el capítulo 18, lo recuerdo bien, justo en la parte en que la tormenta se empecina en destruir todo lo que hay en la isla donde los tres amigos se van a vivir sus aventuras de piratas, hartos del desprecio y del abandono de la sociedad, cuando escucho un piedrazo en la ventana. Era la contraseña del Rata y el Lisandro.

Caminamos por las calles desiertas y oscuras de La Paternal, ni los ratis estaban afuera. Todo el mundo metido en su casa, frente a la caja de madera con esa pantalla engarzada, a la que era imposible dejar de mirar, y donde una joven Mónica Cahen D’Anvers, antes de que César Masetti le lleve a la cama sus primeras naranjas exprimidas, relataba en vivo y directo desde Cabo Cañaveral las alternativas del alunizaje. Dicidimos que esa noche sería la venganza.

Llegamos al baldío donde solíamos a jugar a la pelota, y vimos desde afuera que el viejo Chazarreta también miraba hipnotizado la televisión en el comedor de la casa. Toda pelota que caía en su terreno volvía al baldío pinchada, esa era la marca indeleble del viejo malicioso, y era también una especie de pacto al que no habíamos adherido pero al que acatábamos como Tom Sowyer soportaba los castigos de su maestro cada vez que se mandaba alguna. Hicimos bolsita con la parte de abajo del buzo, como quien quiere en una piñata agarrarse todos los caramelos, y la llenamos de piedras. Refugiados en la oscuridad del baldío, esperamos un momento sólo para darle suspenso a la cosa, y de repente empezaron a llover las piedras sobre la ventana del viejo, y los vidrios se rompieron, y el viejo salió a gritar, indignado, pero nosotros ya estábamos a varias cuadras a salvo, en casa. Alguien golpea la puerta, abro. Son el Rata y el Lisandro que vienen cada uno con un Fernet bajo el brazo y me dicen: “¡Feliz día, Alejandro!”

jueves, 19 de julio de 2012

Cierre con Thudor Popovich y todo el quilombo en San Lorenzo


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Cerramos el programa con Thudor Popovich y nos cuenta todo sobre los negocios que está haciendo con Marcelo Hugo, cuánto hay que poner para jugar en San Lorenzo, y las nuevas autoridades que van a elegir en el club gracias a él.

Silvio desmenuza el bacalao informativo



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Llega a Los Ludditas Silvio con su Prende y Apaga el gas! para desmenuzar todo el bacalao informativo, que tiene una baranda terrible, y le pega presi, a la marihuana, a los delincuentes, a Máximo, a los pescadores, y a los estudiantes secundarios.

Natalia Aruguete y la precarización laboral en España


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Después de responder nuestra consigna referida a la ropita preferida, charlamos con Natalia Aruguete sobre las entrevistas que realizó en España, donde pudo constatar la delicada situación laboral en la que se encuentra ese país. Desde la reducción de salarios, el aumento de trabajo, y la precarización de la juventud española, hasta el crecimiento de la desocupación y las dificultades habitacionales que genera la crisis.

El Choclo Ricardo y su museo aeronautico


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Hablamos con el Choclo Ricardo sobre las preferencias aeronáuticas del hombre de campo, y sobre el museo aeronáutico que tiene en sus hectáreas donde duerme toda la peonada. Pasa revista a todo el arsenal que le compró al ejército y termina llorando porque no llega a fin de mes con la soja a 600 dólares la tonelada.

Protestas mineras en España, por Adrian Pérez


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Hablamos con el periodista de noticias internacionales Adrian Pérez sobre los reclamos que llevan adelante los mineros en España, frente al ajuste más feroz desde la vuelta a la democracia, para que no se implemente el recorte de 64 % al sector. Además nos comenta sobre la Marchaminera, la repercusión que tuvo en Madrid y la represión que sufrieron en estos días.

Apertura accidentada


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Abrimos el programa con el choque de nuestra taxista del altiplano, Juana Mamani Lamas, que deja a un luddita con una fractura expuesta, mientras escapan de los gitanos dueños del auto.

domingo, 8 de julio de 2012

Mariotto ataca



Por Horacio Dall'Oglio
Daniel Scioli se miró en el espejo del baño, se apoyó en el lavatorio y pensó en las ganas que tenía de dejarse crecer la barba. Nada terrible, sólo una barba crecidita de tres o cuatro días. En ese momento también pensó en la mala administración que tenía su cuerpo con respecto al pelo. ¿Por qué esa entrada de su cabeza se empecina en expandirse cual frontera agrícola fumigada con Raundup, mientras la barba insiste todos los días en salir? Un buen gobernador debe tener una buena cabellera si quiere ser respetado, se dijo así mismo, pero enseguida recordó a Manuel De La Sota y desistió de la idea. Se lavó la cara, se secó con una toalla de mano y volvió a mirarse, concentrándose esta vez en el tamaño de sus ojeras. Dicen que si lo pronuncias tres veces en voz alta se te aparece por atrás, le había dicho Gustavito Marangoni, el presidente del Banco Provincia, para gastarlo. Daniel se rió frente al espejo. De pronto se concentró, adoptó un aire de conferencia de prensa y dijo: “MARIOTTO”. No pasó nada, solo el goteo de la canilla mal cerrada se escuchó en el baño. “MARIOTTO”, dijo de nuevo y sonrió incómodo. Esperó unos segundos, se armó con un cepillo de dientes por las dudas, y sin darse vuelta dijo por tercera vez: “MARIOTTO”. No hubo caso, “yo sabía que este Marangoni me estaba verseando”, dijo mientras salía del baño rumbo al hogar de leña, rascándose la nuca.
 El día ya estaba hecho, solo faltaban unos retoques al discurso del sábado, un cachín de dialoguismo y listo. Ahora que Karina se apolilló temprano, necesitaba un poco de calor, una buena peli, y cucha cucha capital, pensó, frente al televisor, con el control remoto en mano. Una de buena de Bruce Willis o de Schwarzenegger, nada de Mell Gibson o Jakie Chan. Dejó en TELEFE y se fue a descolgar el fierro para revolver las brazas. Se agachó, puso unos troncos y se quedó viendo las chispas que empezaban a salir del fuego, se calentó un poco y después volvió a la tele. Virginia Lago empezaba a presentar una de esas películas pedorras con su voz pausada y su cara de haberse fumado un cargamento de marihuana incautado por Casal. Daniel chistó y enseguida cambió. Pasó por Encuentro, ni en pedo me pongo a ver al Chango Spaziuk en el monte chaqueño, se dijo, y cambió al canal de “La Corpo”. Enseguida, Marcelo Tinelli gritó “¡Fuerte el aplauso para la señorita Florencia Peña y su nuevo bailarín!”, y la cámara se corrió a la pareja que entraba tomada de las manos por las escaleras, entre el humo artificial y las luces de colores. “Voy a chusmear un poco”, dijo el ex motonauta y se sentó en el sillón frente al televisor. “¡¿Qué?! Noooo, ¿Es él?”, dijo agarrándose la frente. Ahí estaba Mariotto de jean celeste y camisa cuadrillé, saludando a Tinelli. “No puede ser…”, incrédulo, cambió de vuelta al once donde Virginia Lago seguía parsimoniosa, y volvió al trece para ver si no era una alucinación. No era, ahí estaba el mismísimo Gabriel Mariotto por bailar Regeeton. “Se fue a la mierda, este chavón, con tal de hacerme la contra ahora baila con el dueño de San Lorenzo. Dejate de joder…”. Fueron tres minutos horribles, Florencia Peña hizo todo tipo de piruetas, saltos olímpicos, meneaitos, perreos, mientras el vicegobernador de Buenos Aires parecía estar bailando cumbia santafesina. “Ahora lo van a re cagar a pedo”, dijo Scioli entusiasmado, acercándose más al televisor.
 El jurado fue categórico; Moria Casan, Gasalla y hasta Polino le pusieron un diez. “¡Ta que te tiró de las patas, Garchalla!”, le gritó Daniel a la tele “¡¿No ven que es de madera?!” Después del festejo de la pareja de bailarines, del Aleluya de fondo, de los papelitos al aire, después de todo, Mariotto le arrebató el micrófono a Tinelli, y sin poder despegárselo de su mano, miró a la cámara y dijo “Para vos Daniel”, se besó el indicé derecho y lo apuntó hacia adelante. El control remoto voló en el sillón y cayó al piso desarmado. De pronto la señal se fue y apareció la pantalla llovida. “¿Qué carajo hice?”, se preguntó Daniel recogiendo los restos del aparato. Le bajó el volumen a la tale con los botones del frente, pero no pudo cambiar de canal. La imagen llovida seguía estando. Después quiso apagarlo, pero el botón no respondió. Fue hasta la zapatilla de atrás donde tenía todo conectado, y empezó a sacar enchufes. “¿Este cuál es, el del DVD? Este debe ser, no tampoco, es del equipo. ¿Este?”, pero aún después de sacarlos todos el televisor seguía encendido y con la pantalla llovida. Repentinamente, se formó una cara en la imagen, después una camisa cuadrillé, un jean celeste y…Mariotto empezó a salir de la tele. Primero con una mano hacia adelante, después la otra, después la cabeza, hasta que se cayó al piso porque la tele estaba sobre un mueble de un metro veinte. “Así que me estabas llamando en el baño, acá estoy Daniel, vengo por vos…”, le dijo Mariotto, reponiéndose. Scioli, impávido, se acercó a la chimenea y agarró con disimulo el fierro para revolver las brazas. “¿Qué te pareció mi baile, Daniel?” dijo Mariotto y dio una risotada al aire. “Horrible, pésimo. Tenés menos gracia que Riquelme enojado”. “Vení que te doy un abrazo, compañero”, dijo Mariotto y se le tiró encima. Pero Scioli no pudo hacer nada porque su mujer le pegó un codazo impresionante en la cama para que se quede quieto, y volvió a dormirse, ahora más tranquilo.

jueves, 5 de julio de 2012

Tarazcón Chubutense

Manadas de Dragones chubutenses avanzan echando fuego por los costados y  a tarasconazos limpio hacia la capital del país, pero son detenidos fuerte en la muralla bonaerense del diablo, familia y propiedad, ubicada en las localidades de Bahía Blanca, Sierra de la Ventana, Torquinst, Tandil y demases.

martes, 3 de julio de 2012

Griselda Cugliati recuerda a Darío Santillán

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 También entrevistada por Horacio Dall´Oglio en los actos de conmemoración por el décimo aniversario de la masacre de Puente Pueyrredón, Griselda Cugliati, compañera de militancia y de la vida de Darío Santillán, recuerda sus años junto a él.

lunes, 2 de julio de 2012

Zito Lema habla sobre Darío Santillán

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 Entrevistado por Horacio Dall´Oglio en los actos de conmemoración por el décimo aniversario de la masacre de Puente Pueyrredón, el filósofo, periodista y escritor Vicente Lema recuerda la figura de Darío Santillán, el militante de la Coordinadora Aníbal Verón asesinado el 26 de junio de 2002.