La gripe porcina no sólo aporta pánico y desazón, también regala beneficios colaterales. Según estadísticas que se manejan en las oficinas del propio Francisco Pancho de la Gente, los puntos rojos del mapa del delito se han reducido casi un 90% en las últimas dos semanas.
Con la expansión de la influenza A, la tasa de crímenes se ha desmoronado a límites insospechados. Aparentemente -ojo, aparentemente-, los chorizos no quieren salir a realizar sus actividades por dos motivos principales. El primero, por supuesto, es el temor a pescarse la peste. El segundo es que si arman algo realmente grande -la toma de un banco, un secuestro extorsivo, asesinatos múltiples- no tendrían garantizado salir en vivo por los canales de televisión, ya que los mass media -como ya lo aclaró nuestra señora conductora de la maquinola del progreso nacional y popular- no tienen nada de interés en tamañas pequeñeces teniendo a mano a una pandemia que les sirve para aterrorizar a toda la población.
De todas formas, la Liga de Hampones y Atracadores Profesionales de la Argentina (LHAPA) emitió esta tarde un comunicado en el que aclara que todos aquellos hurtos, pungueadas, arrebatos, crímenes y demases que cometan en estos días para no perder la dinámica de la profesión -que exige estar siempre en ritmo- se realizarán con los respectivos barbijos, que se utilizarán por debajo de las habituales medias de mujer o cualquier tipo de máscaras que sirvan para ocultar su rostro.
Un servicio a la comunidad.
