Parece que cuando el jefe de bancada oficial Miguel Porchetto se levantó junto a su tropa para abandonar la sesión al grito de "¡Pero madre, qué está pasando acá!", el zarpado del Adolfo Rodríguez Saá lo corrió de atrás, se le prendió de la cabeza, encendió una caruza y le quemó el implante de pelo completo.
Los tipos piensan quedarse y no dicen cuándo se van. No quieren salir ni para mear. Giustiniani pidió sentar en la proxima sesión a Martín Palermo para que explique cómo mantiene el peinado y cruzarlo ya que está con la chica Marcó del Pon y su casquetín de peluquería de Recoleta. El que gane se queda con el Banco Central.
De todas maneras, el más zarpado fue el humorista Luis Juez, que pidió la interpelación de Juan Domingo Perón para que explique por qué los peronistas pueden estar en todos lados a la vez y sonreír. A lo que José Pamupuro contestó con puñetazo que deformó aún más la naríz del gracioso cordobés.
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