Los teléfonos estallan por los costados y las mipymes Telefónica y Telecom ven cómo se incrementan sus arcas mientras trepan las facturas de la Casa Rosada y el Palacio de la Asociación del Fútbol Argentina.
Las negociaciones se intensifican, se empantanan, la selección parece quedarse fuera del Mundialito y, de pronto, una puerta se abre de forma inesperada.
- Ya está, llamálo a Daniel -dicen desde Balcarce 50.
-Está bien, ahí pido que me pasen con Scioli -responden desde la ferretería.
- No, no, no. Con ese Daniel no, con Mostaza -gritan desde el otro lado de la línea.
- Néstor, entiendo que seas de Racing, pero no lo podemos cambiar al Diego por Merlo.
-No, no, dejá que lo soluciono yo -corta de forma abrupta.
Y sí, hay que decirlo, una vez más, como en 2001 y 2002, cuando el país ardía en llamas y el tejido social se ablandaba y se hacía añicos como una galletita Lincoln en el café con leche, el Dani "Mostaza" Carbonetto asoma como el gran salvador nacional y popular. Un simple llamado telefónico a "Patria querida, dame un presidente como Alan García", y ya está. Argentina será parte del Mundial Sudáfrica 2010. Una nueva deuda que contraen todos los habitantes de este suelo patrio con el gran prohombre de pelo verdeamarelho.
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