Un grupo de encumbradísimos científicos locales, reunidos en la previa del súper clásico Becarios en Negro del CONICET vs. Investigadores Ad Honórem del Instituto Gino Germani, saboreaban la ronda de pebetes de jamón y queso que el matemático Adrián Paciencia había pagado cuando en la única tele del bar apareció por cadena nacional el casamiento de Mauri “Papu” Macri y Juliana Tallercito Awada.
Emboladísimos porque el bar sólo tenía canales de aire y no podían ver Encuentro, y atragantadísimos por la cantidad de miga del pebete que no tenía ni mayonesa, de pronto todos se miraron como si se les hubiera ocurrido la misma idea. “Estos dos nos garcaron Tecnópolis, ¿qué tal si hacemos lo mismo con su festichola en Tandil?”, primereó indignadísimo el físico nuclear Dante Cuyo, recientemente repatriado y con altísima dosis de cristikirchnerismo en las venas.
Todos los presentes festejaron haciendo un chin-chin imaginario con los chops invisibles de cerveza sin alcohol y ahí nomás la idea comenzó a desparramarse como virus desbocado de Gripe A en un aeropuerto internacional, y los envalentonados científicos empezaron a hipotetizar sobre las mejores formas de arruinarle la celebración al Jefecito de Gobierno.
El primero en hablar fue Adrián Paciencia. “Les pido que me acompañen a elaborar un plan, identificar el objeto de estudio, calcular sus variables, y prever las consecuencias; podemos hacer un problema matemático si les parece”, dijo el profesor, al tiempo que desenfundaba veinticinco ejemplares de ¿En qué andás, Pitágoras? y sacaba una pizarra mágica de su portafolios. Pero, pero la comunidad científica del bar le impidió en el acto que se calzara el traje de bonachón sabelotodo, y convinieron en que mejor sería pasar a los bifes.
“Para el vals tendríamos que conseguir los primeros discos de Sepultura o Kanníbal Corpse si es necesario; nada de AC-DC o Queen no porque son muy blanditos y lo más seguro es que el Mauri se ponga a hacer alguna payasada para zafar”, apuntó el paleontólogo Ariel Drexler.
“Al momento del video podemos poner uno de los tantos desalojos de las plazas porteñas, a plena madrugada, en manos de UCEP; o alguna que otra filmación del espía Ciro James Bond pinchando los chorizos para que no revienten en el quinchito del Alcalde”, dijo el afiladísimo ingeniero informático Jorge Parrillin.
“Yo le puedo pedir a unos pacochavistas tandilenses que se lleven a Miguel del Sel hasta la réplica de la piedra movediza y amenacen con tirársela si no para de seguir robando con el personaje de La Tota; de paso lo retienen hasta que termine el jolgorio, así el Papu Mauri se queda sin animador lamebotas”, comentó el geólogo Lino Arañao.
“La torta se la encargamos al trosko Guillermo Calabresa de Cocineros agentinos. Estaría bueno que la haga con la cara de Oyarbide, así le recuerda a la pareja el momento en que por primera vez cruzaron sus miradas en un Juzgado Federal, una con un problemita de alta costura, otro con un temita de audición”, agregó el químico George “Tito” Coscia.
Descontroladísimos, al borde de un big-bang de éxtasis, y justo cuando se disponían a fumar unos cigarrillitos de chocolate, la única integrante mujer del grupo recordó: “En el garaje de casa tengo guardada la máquina de hacer llover del inventor argentino Juan Baigorri, por si le pifio en el pronóstico, así que de última si no nos sale un joraca de lo que estamos pensando la pongo en funcionamiento al máximo y le aguamos sus refinados trajes elegante sport”, dijo la meteoróloga ucraniana Nadia Comaneche, y salieron todos en tropel hacia la estancia La Carlota en Tandil.
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