El Santo Padre Benedicto XVI aceptó hace instantes la dimisión del obispo de Kazajastán y ex titular del primer equipo de Comunicaciones, John Alexander Balack, por abusos sexuales a menores con un miembro implantado por el recordado doctor René Favaloro.
Según fuentes pontificias el propio Balack fue el que se presentó ante la justicia divina, completamente deshidratado, luego de un largo viaje en un ómnibus escolar desde la cuidad de Astaná, capital del ex país comunista.
Balack, de origen argentino, jugó de niño al fútbol en diferentes clubes de barrio hasta que conoció a Dios en un vestuario, luego de un clásico con Defensores de Belgrano. De ahí en más no paró de comérsela. Se alistó en la Marina y luego en las filas de la Iglesia Católica, donde encontró su verdadero lugar en el mundo.
Misionó por todo el mundo. Pero un día comenzó a sentir culpa de tanto pebete y a través de un ex marino pedófilo de la dictadura dio con el doctor René Favaloro, quíen no dudó en implantarle un pene armado con los restos de corazoncitos que le sobraban del boliche.
De esta forma, Balack atravesó con más fuerza que nunca a la juvenil feligresía católica que le circundaba hasta que un día el corazoncito dijo basta. Ahí el obispo se dio cuenta que su misión había acabado y se entregó a las polleras del Sumo Pontífice.
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