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lunes, 5 de julio de 2010
Temible orgía genética
Como una jabulani en las manos del arquerito inglés, los abogados de Ernestina Herrera lograron escabullirse de la Justicia para que la cosa no pase ya pero ya a mayores y el desbande del grupo se postergue aunque sea un mundial más.
Sin embargo, la jugada bilardiana parece ser que no salió del todo bien y ahora se empezarían a determinar los perfiles genéticos de cada uno de los empleaditos del multimedios que se dispusieron a enchastrar las prendas de los pibes apropiados.
Aparentemente –ojo, aparentemente- se habría podido dilucidar que uno de los rápidos alcahuetes que se prestó para el fraude genético, en parte de pago por las tapitas que el grupo le regaló durante su presidencia interina, podría haber sido ni más ni menos que el Cabeza Bonaerense. El problema es que los análisis estarían dictaminando que Eduardo Alberto sería ni más ni menos que el hijo a medio hornear de Manuel J. Fresco, gobernador de la Provincia de Buenos Aires en los años 30 y uno de los promotores del fascismo en la Argentina.
Los estudios también habrían encontrado el perfil genético de la diputadita Silvina Giudiche, quien al parecer sería la consecuencia no reconocida de una fugaz relación que el periodista Bernardo Neustadt mantuviera con el arzobispo Héctor Aguer en sus años mozos.
Pero, pero, pero, nada de esto termina aquí. La tercera espiral genética hallada correspondería al periodista Sergio Lamparita Lapegue, cuya identidad correspondería en un 99,999 por ciento a un arribista experimento termonuclear que condensó 50 kilos de gelatina de frutos del bosque, media manzana que sobró del programa del Ruso Sofovich y la uña encarnada del dedo gordo de un tío lejano de Ari Paluch.
Ampliaremos….
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1 comentario:
excelente
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