Ahora dicen que siguen

Domingos de Justicia Comuniaria

A esta altura, de vida y de oficio, Héctor Alterio y José Sacristán están apostados en la tierra de hacerlo todo sencillo, sin muchas complicaciones, dice una oración de una entrevista grupal a estos dos sujetos. Pero la nota sigue muy fuerte: "Se conocían de antes, habían filmado juntos Asignatura pendiente, A la pálida luz de la luna y Arriba Hazaña y sucedía entre ellos una corriente de complicidades y respeto mutuo. Por eso, no hubo ni siquiera una reunión previa en España. Para el proyecto que ahora los reúne -la obra Dos menos de Samuel Benchetrit que, con dirección de Oscar Martínez, estrenarán en La Plaza- se encontraron directamente en Barajas, el aeropuerto de Madrid. ¿Si cruzaron alguna palabra de la obra o de lo que se les venía encima? "Cuando viajo en avión que no me hable nadie de nada". A esta altura giro hacia la izquierda y lleno un balde de vomito de arroz con manteca. Y la cosa sigue, este hombre Sacristan lanza:"Yo prefiero hacer bien una comedia a empantanarme con un Shakespeare". Me repongo del vomito, froto mis manos sobre la cara y comienzo a pedir justicia. Sacristán y Alterio estarán obviamente en el teatro "La Plaza", una estupidez más. En un momento tropiezo con la historia de la obra que van hacer estos crápulas y dice:"Una historia de dos enfermos terminales que se encuentran en una sala de hospital, pero que apuestan, a pesar de todo, por el valor de los sueños y los afectos". Ya, basta, arcadas nuevamente, pero no hay nada que lanzar. O sí, algo de bilis. Entonces vienen a la mente las crónicas de los niños que trabajan junto a sus padres en la recolección de caña de azucar. Historia de la que se ha enterado hoy Mario de Palermo, si bien lleva más de cien años. La de los banderilleros de Santa Fe, que es más reciente hay que admitir. Una interesante oportunidad para Mario de vivir una experiencia que luego pueda compartir con amigos en Palermo Store. Racing 3 a 3. Boca 2 a 1. Y se me viene El Alto automáticamente a la cabeza. El odio y la justicia social en disputa dentro del frío la altura , la mugre, la religión y la cultura. Un hombre es atado a un palo con alambre, golpeado en todos los espacios visibles de su cuerpo y rociado con agua casi ininterrumpidamente. La temperatura es de 4 grados bajo cero. Pasa la noche. Se se hace de día. La acción sigue ahora acompañada de la mirada de los vecinos. Cae la noche nuevamente, siguen los golpes y el agua helada. El cuerpo ya casi ni se mueve, completamente entumecido y amoratado de los golpes ya no verá el sol.