Este uruguayismo que explota entre los habitantes de las facultades de ciencias sociales, que imprime a fuego el aire de las cenas, de las peñas, de los cumples, de las fiestas y de los asados de la progresía porteña, está sufriendo un artero golpe, quizás una herida de muerte.
La encarnación en alpargatas de todas esas cosas anunció esta semana la traición. Tentado por el hermano mayor más sensual, poderoso y kilombero, el tipo dejó el rancho a las patadas, alzado en rabia llegó a una tienda del centro de Montevideo y se probó el primer traje.
Frente al espejo, lo miró Obdulio Varela, Mario Benedetti, Zelmar Michelini y hasta el propio Canario Luna. Lo miraron triste, pero el viejo tupa reventó su filosa alpargata contra el vidrio, se estiró las mangas del saco y dijo "adiós carnaval".
3 comentarios:
si siguen jodiendo con el pepe les vamos a bajar los dientes
queremos un país en el que todos podamos usar trajes y comer chivitos y pamplonas, no un pais para poquitos que coman en el restaurante la celeste y en el que a los gurises se les salgan los dedos de las patas por entre las zapatillas
un minuto de silencio por el canario. no respetan ni a los muertos en este blog
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