En voz un poco baja, dada la altura del sujeto emisor, desde aquí se pregunta: ¿Por qué los técnicos del ala menottista siempre se la pasan llorando? ¿Por qué, ante la primera derrota, empiezan a despotricar contra los árbitros o el sistema financiero internacional cuando, en sus rachas triunfales, declaraban que el fútbol era sólo un juego? Díganme: ¿Quiénes son más más llorones: esos técnicos del fútbol lírico o los tenistas nacionales? A todo esto, ¿alguien sabe qué es de la vida de Eduardo Bengoechea?
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