Mientras miraba el hormigón que sostiene la autopista y se comía un sánduche de salchichón primavera y queso de máquina en un banco de la plaza Constitución, Eduardo El Holandés Volador Kokokoy pensó en hacerse la rabona en el diario el martes 16 de febrero de 2010.
“Ahora lo llamó al Pastor Roa y le digo que me enganché el dedo chiquito del pie con la pata de la mesa ratona”, especuló. Después pensó que capaz que le descontaban el día y se acordó que existía la Internet y el teléfono y se dio cuenta que le iban hacer escribir una nota desde la casa.
Entró con la cabeza gacha y en un gesto de rebeldía se puso a escuchar el programa de Sandra Russo en Radio Nacional con la compu. Un par de compañeros lo miraron asustados y se fueron al baño.
“¿Y ahora qué carajo le escribo a estos tipos?”, se preguntó. Del enojo corrió el escritorio y vio el libro que sostenía la pata más corta. “Uy, mirá el libro que escribimos con el Colorado Kirschbaum y el Gordito Cardoso sobre las Malvinas! Ma´si, yo me invento una guerrita”. Sólo le quedó una duda: “¿La compara a Cristina con Tatcher o a Néstor con Galtieri?”. Se fue al baño y se sacó con los dedos una cascarita de pan francés que le había quedado atrapado entre las muelas.
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