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miércoles, 24 de marzo de 2010

Radar de tránsito


El Pronóstico Anticipado del Fixture Vehicular
A cargo de Álvaro García Yoting


Parecerá un sueño, pero, amigos míos, lo que veremos en los próximos días será tan real como lo es la experiencia lisérgica que el vivir conjuga con los fenómenos de la mente. Su génesis será un pequeño destello de luz en el interior del tejido neuronal de un ser aproximadamente humano. Todo comenzará así:
Es de noche y un coronel del ejército mira como flotan en el agua con detergente los restos de una ensalada de lechuga, mira triste el bol rozado curtido por el sol, mira con una melancolía acostumbrada. De un trago hace desaparecer medio vaso de whisky, mientras rompe el cubito con las muelas quita el pie de la cabeza de su mujer que, tirada en el piso, se niega a decirle donde le escondió el arma con la que el coronel pensaba matarse. Gracias Susana, le dice, por tu valor decido vivir al menos un día más, mañana mi muerte será un símbolo y mi sustancia manchará la conciencia de millones de patriotas que despertarán de la narcolepsia democrática para combatir contra la infección monto-bolchevique que está matando a la patria.
Toma a su mujer entre los brazos y la lleva hasta la cama. Le hace el amor con la delicadeza que un niño aplasta entre sus manos un bollo de plastilina y mientras se come el vaso de whisky haciendo tronar las muelas piensa ya en el hedor de la carne quemada que se servirá en el campo de batalla, mañana mismo, en pocas horas nomás. Piensa en las melenas de zurdos que va a cortar con su cuchillo, uno tras otro se colgará del cuello los morrales con motivos aborígenes y en una mochila juntará los aretes de las zurdas con las que tampoco tendrá piedad.
Su ánimo belicoso no le impide dormir, al cerrar los ojos y pensar en la granada que introducirá en la boca de Dios cuando lo tenga enfrente. Un sueño profundo lo rinde a los sinuosos pasillos del inconciente. Un recuerdo, una tarde de 1960 y pico. Él conduce un tanque de guerra por una avenida adoquinada de Buenos Aires al sur, el operador de radio no logra acertar con la frecuencia, Fioravanti relata la increíble victoria de Excursionistas contra Huracán, el coronel dormido piensa, el coronel que está durmiendo piensa lo que pensó aquella tarde: -¿Fioravanti sabrá lo que está pasando hoy…? El operador de radio capta una señal débil y sucia: -Confirma 601 paso a colorado de azul, un batallón……(estática)……¿Confirma 601 paso de división de tanques livianos de azul por colorado?.......Atento comando…. El coronel siente en el sueño que tiene miedo…si papá sabe que estoy con los azules….El semáforo se pone en rojo, el coronel frena el tanque, el capitán de división es institucionalista: hay que respetar la constitución, los diez mandamientos, los mandos, las órdenes y también las normas de tránsito. Un camión de soda dobla ante él, una torre de cinco cajones con Crush se cae a la avenida adoquinada, un grupo de niños que salen de la escuela se abalanzan sobre los cajones, el chofer baja con el termo de agua caliente para reprimir el saqueo, se oye un disparo, el cabo Sciarreta acierta con su 45 en el termo, “Dejalos tano hijo de puta, no ve que son pibes”. El chofer del camioncito de soda se encoleriza, se rompe la camiseta calada con un pedazo de botella rota y se llena los pantalones con granadas, el coronel sueña que apunta el cañón contra el ítaloamericano lleno de pelos y granadas en los pantalones, sueña que el proyectil se le escapa entre las manos, que no logra introducirlo en el agujero del cañón del tanque de guerra. Un hilo de sudor helado desciende por su espalda, el chofer ítaloamericano del camioncito de soda que perdió cinco cajones de naranja crush en una esquina adoquinada al sur de la ciudad de Buenos Aires que el coronel sueña, despliega una bandera argentina y mientras se traga todas las espoletas de las granadas grita: “Bombas llenas de amor por el general Perón”. Pero el proyectil entra en el agujero del cañón, dispara el gatillo tirando de la piola que estrangula su mano y le provoca una erección. El coronel sueña que el italoamericano peronista explota por las granadas y el proyectil que acaba de disparar, tendida junto a él está su mujer que acaba de saciar la carencia sexual de una vida y media de matrimonio. Intenta abrazarlo pero el coronel se vuelve tenso como si un cura tercermundista fuera a darle la ostia, es que el sueño no ha terminado, el inconciente deja escapar del fondo de su laguna barrosa los restos que son materia del trauma: La explosión averió la oruga del tanque de guerra, la división de tanques se aleja por la avenida empedrada, el cabo Sciarreta se quita los restos de piel del italoamericano que cayó sobre él y sale corriendo hacia la caravana de tanques livianos. El operador de radio parece muerto, un pedazo de botella de crush naranja se le ensartó en el lóbulo frontal, el coronel se lo quita con las dos manos, el operador se coloca los auriculares nuevamente y toma las perillas, luego de modular por unos segundo logra una señal: ….Paso azul por colorado cuarta brigada aérea de El Palomar….confirma cuarta brigada aérea….El operador responde: ….todas las hojas son del viento porque él las lleva hasta la muerte…todas las hojas son del viento….menos la luz del sol….menos las luz del sol…Luego sale del receptáculo y se toma el 55 hasta la casa de su amigo Alberto en Belgrano. Así el coronel que sueña junto a su mujer se queda solo dentro del receptáculo del tanque de guerra liviano. La gente del barrio se acerca en actitud curiosa, el coronel sale del tanque: -Por favor, colaboren con las fuerzas armadas, esto era un ejercicio militar nomás. Un carburador de motor villa cae sobre su cabeza pero no lo desmaya, una mano gigante y llena de pelos envuelve su cogote, una vieja acerca una palangana. Cuando despierta está al revés colgado de sus piernas acalambradas por el lazo de la soga, la gente está sobre la calle como racimos de pueblo de una planta venenosa. Entiende que están enojados cuando logra interpretar su punto de vista, son caritas enojadas al revés porque él está colgado de las patas. El filo de un cuchillo lo encandila, siente algo frío que atraviesa su cuello, ya no siente el calambre en las piernas y el coronel soñando siente sueño, al mirar hacia abajo un chorro de sangre nubla su vista y se escurre como un río después de la tormenta hasta caer en una palangana rosa curtida por el sol en cuyo borde se lee “Propiedad del Frigorífico Lisandro de la Torre”.

Al otro día la ciudad amanecerá sitiada. Un senecto coronel del ejército subleva tres divisiones de tanques en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y se dirige por la avenida General Paz hacia el barrio de mataderos. Evite la zona.

4 comentarios:

hermoso hermoso dijo...

excelente, sobresaliente, un canto a la vida y a la muerte

mariano 105 dijo...

basta de ir hacia atrás, amnistía a azules y colorados, que sacaron las tanquetas a la calle en defensa de la patria republicana, democrática, popular, federal y vertical

Anónimo dijo...

loco no jodan mas con los muertos

Anónimo dijo...

este pibe que le pasa