Llegaron caminando uno al lado del otro, rodeados de varios muchachos de gestos rudos y muñecas gruesas. Eduardo Duhalde llevaba chomba amarilla, la piel tostada (hasta acá textual de Clarín) y una simpática recortada. Luis Barrionuevo, camisa turquesa, lentes oscuros de Prada y empanadas envenenadas en bandeja de plutonio enriquecido, por las dudas. Ambos encabezaron un asadaso que el sindicalista gastronómico organiza todos los veranos en Mar del Plata para dirigentes del PJ opositor, asesinos y afines.
Dieron discursos durísimos en contra del Gobierno y de Hugo Moyano. Duhalde dijo que el país “es un quilombo”, prometió que si es Presidente resuelve la cuestión de la inseguridad “en un año”, y criticó a los gremios docentes porque hacen huelga demasiado seguido: “¡Se tienen que dejar de joder!” (También textual de Clarín). Después de mandarse dos empanadas dijo lamiéndole con su voz los pelos de la oreja de Luisito: si vuelvo, los millones que me voy a cargar no la vas a poder creer”.
El asado del PJ disidente se hizo en el camping que los gastronómicos tienen en Camet. Además de Duhalde y Barrionuevo, hablaron el secretario general del gremio de los trabajadores del campo, Gerónimo Venegas; y el diputado misionero Ramón Puerta. Venegas recibió la solidaridad de los presentes, adujo Barionuevo, debido a que es víctima de un “operativo” de desprestigio que busca vincularlo con el “trabajo esclavo” del que se aprovechan algunas multinacionales agropecuarias: “Vamos a aguantar porque tenemos el cuero duro. Ven que es cierto, miren como cuesta” dijo al despellejar vivo a un esclavo rural que sacó de su valija.
El evento había empezado con una bendición de monseñor Osvaldo Musto. Esparció agua bendita sacada de un balde de champagne Chandon (también textual de Clarín). Queríamos agregarle alguna giladita más a este párrafo, pero nos pareció que tal cual como está, está bárbaro.
Duhalde fue el último orador. Aseguró que él sabe como se puede dejar de “convivir con la inseguridad en un año”. Criticó a los docentes por sus paros: “Con la educación no se jode”. Y se mostró a favor de reprimir las protestas: “Reprimir no es matar. Acá los chicos creen que si no anda una estufa pueden cortar una calle”. Y agregó: “En el país está todo patas para arriba. Esto es un quilombo”. Cuando terminó de hablar, del fondo del salón surgió una voz aguardentosa conocida por la mayoría. Era “El Tula”, que empezó a cantar la marcha peronista. Todos lo siguieron. (También todo textual de Clarín)
El ágape culminó con la grabación del padre Paco arengando "Violar la fe es 10 mil veces peor que violar a una hija". Ahí se armó el carnaval de disparos al aire t y también a quema ropa porque no, no?
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