Luego de la aprobación por parte del Senado de la Ley de Servicios Audiovisuales, la dueña del Grupo Clarín, Ernestina Herrrera de Noble, y su coequiper Héctor Magento decidieron velozmente fugarse del país, antes de caer en la deshonra y la expropiación de sus medios de producción, por parte de la ola de negros de mierda kirchneristas.
Cargaron todas las maletas que pudieron, en todas las lanchas que consiguieron y zarparon desde un puertito que les abrió a la madrugada el intendente del Tigre Sergio Massa. Según nuestro cronista en el lugar se pudo conformar una linda caravana de 17 lanchas a motor, bien regordetas de cargamento.
Encabezó la fila la de Magnetto, llena de traquetomías, tubos de oxígeno, sillas de ruedas, respiradores artificiales, pulmones y gargantas de repuesto. En la eslora de la embarcación pudo leerse un cartel que rezaba "El Argentino Miente".
Inmediatamente detrás partió la lancha de Ernestina. Ella subió toda envuelta en collares de perlas y en bolas. Dentro de la lancheta se vieron decenas de botellas de grapa y mariposa. Ni bien zarpó el bólido, ya estaban en la popa los dos apropiados disfuncionales jugando al veo-veo.
Tras la estela de agua que dejó la úlitma lancha que llevaba carne de búfalo y provoletas, el aire quedó inundado de dudas. Algunas fuentes cercanas aseguraron que la primer parada de la caravana sería en la localidad tupamaro de Carmelo, otros arriesgaron la conservadora Colonia, y hasta los más aventurados se jugaron por la zarpada Montevideo. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que estén remontando el Paraná, para luego pegarse una vuelta por el Iguazú y de ahí cazar una centena de paraguayos que lleven las lanchas a cococho atravesando su país y un cacho de Brasil y revolearlos al Amazonas, al mejor estilo Herzog en Fiztcarraldo.
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