En el otro rincón de chiripá y alpargatas celestes, con un peso más o menos igual al del Dieguito, el francotirador uruguayo, el maestro del gargajo, Joseeeeeeeeeee Pepppppeeeeeeeeeee MU-MU-JI-CA-CA.
Pero no es una pelea pebetes, no se confundan. Estos verdaderos atlantes rioplatenses se juntarían para luchar contra la drogadicción en el Río de la Plata. Sí, sí, sí, sí. Como lo oyen. Ídolos sagrados para unos, vagos depravados para otros, Pepe y Dieguito juntos contra el fasito.
Resulta que cuando Dieguito estaba en Sudáfrica viendo dónde iban a parar cuando venga el mundial se pegó una vuelta por el embajada uruguaya (nadie supo bien por qué) y le pasaron un teléfono. Del otro lado de la línea, ja,ja,ja, el Pepe le tiró "botija, vos que estás bien en tema porque no nos hacés algo con este tema de la falopita".
Dieguito miró a Bilardo, que se comía una lasagna de jamón, cucumelo, queso y opio y le respondió al Pepe: "seguro maestro, pero esperemos para después del mundial por las dudas" y se tiró de panza sobre la lasagna resbalando entre la salsa blanca, ja,ja,ja,ja, que tenía encima. Pidió otro whisky en vaso de plástico y salieron con Carlitos Salvador de caravana por las rutas sudafricanas.
Una pregunta: si Salta Salta Jujuy Juy?
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