Los organizadores del Festival Internacional de Rock y Pop de Davos están hasta las manoplas. Habían planificado todo con precisión suiza, pero sobre la hora se les cayó la gran estrella, el tipo que conmueve a las multitudes, el hombre que se tira de palomita y es llevado de brazo en brazo por todo el estadio, el único que toca la guitarra con los dientes.
Sí, señores, se les plantó Lula, el líder del grupo Worker Party, el único capaz de fusionar pop, bossa nova, samba, blues, reggae, lambada, punk, Glam rock, funk, cumbia y mucho pero mucho rock and roll.
El titán de la World music les dijo que no, que no iba. Que lo llamaran a Peter Gabriel. Le preguntaron por qué había actuado en el Festival Social y Mundial de Música Popular de Porto Alegre y no iba a cantar en Suiza. Con la guitarra eléctrica reventando los parlantes de su camión, les dijo que no podía, que le había pegado un bobazo, que tenía más de 27, pero que aún conservaba esas ganas de explorar los límites propios de un joven rockstar, que se había zarpado de panchos y que la nafta no le daba para el recital en Europa.
Los pibes del Festidavos se volvieron locos y salieron a tapar el bache. Pensaron en Soda Stereo con el Colo Piñera en el lugar de Cerati, pero se dieron cuenta de que no tenía el color étnico del rocker brasileño. Descartaron el punk rebelde e imprevisible del Loco Kirchner. Dijeron no al punk no future y apocalíptico de Lila Downes de Carriol. Pensaron en Filmus entrevistando a Mick Jagger, pero tampoco daba. Menos aún a Michelle Bachellet como una Janis Joplin. Entonces agarraron y llamaron al reviente rentable de Bill Clinton, el tipo que saturó de ventas el rock en los 90. “Y al que no le gusta, le canjeamos los tickets por una barra de Toblerone”, rebozaron los suizos, visiblemente enojados.
El titán de la World music les dijo que no, que no iba. Que lo llamaran a Peter Gabriel. Le preguntaron por qué había actuado en el Festival Social y Mundial de Música Popular de Porto Alegre y no iba a cantar en Suiza. Con la guitarra eléctrica reventando los parlantes de su camión, les dijo que no podía, que le había pegado un bobazo, que tenía más de 27, pero que aún conservaba esas ganas de explorar los límites propios de un joven rockstar, que se había zarpado de panchos y que la nafta no le daba para el recital en Europa.
Los pibes del Festidavos se volvieron locos y salieron a tapar el bache. Pensaron en Soda Stereo con el Colo Piñera en el lugar de Cerati, pero se dieron cuenta de que no tenía el color étnico del rocker brasileño. Descartaron el punk rebelde e imprevisible del Loco Kirchner. Dijeron no al punk no future y apocalíptico de Lila Downes de Carriol. Pensaron en Filmus entrevistando a Mick Jagger, pero tampoco daba. Menos aún a Michelle Bachellet como una Janis Joplin. Entonces agarraron y llamaron al reviente rentable de Bill Clinton, el tipo que saturó de ventas el rock en los 90. “Y al que no le gusta, le canjeamos los tickets por una barra de Toblerone”, rebozaron los suizos, visiblemente enojados.
2 comentarios:
muy bueon el programa del sabado
podrian subir el cuento de chaves???????
gracias
Por que no:)
Publicar un comentario