Se secó la frente con el antebrazo, levantó la cabeza y se metió en los vestuarios. El vapor lo cubría todo. Por un segundo se sintió nervioso como un juvenil en el día de su debut.
Le sonrió a un periodista que intentaba entrevistarlo en una lengua que todavía no maneja y fue directo a estrechar la mano del Indio Guiñazu, el gran capitán del equipo gaúcho.
Al encuentro se sumó un tercer argentino, El Cabezón, que recordó aquel gol de tiro libre y se burló amistosamente del arquero.
Frente a las cámaras, el cronista cerraba la nota y desde el estudio de televisión agradecían por el buen trabajo realizado.
Mientras se alejaban, el recién llegado pensaba cuánto tiempo pasaría hasta que todos descubrieran que, en realidad, había sido contratado como nuevo entrenador de arqueros del equipo.
4 comentarios:
que guapo estas Pato
Martin, no sigas ese sendero, no te dejes convencer por ese cordero descarriado
che, pero si es un pibe el Pato!
ay, no entendí!
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