El entrenador italiano Giovanni Trapattoni, un ferviente católico y futbolófilo, se hará cargo del combinado de la Santa Sede que el próximo 23 de octubre disputará un amistoso frente a un equipo de la policía financiera italiana, total entre garcas hijos de mil putas no habrá kilombos. Eso sí la gente explota en las boleterías para ir a insultar y arrojar todo tipo de objetos a los jugadores.
La selección vaticana saldrá al campo por primera vez el 23 de octubre, en un centro deportivo de Roma, contra un combinado de la policía financiera italiana, entrenada por el también ex seleccionador italiano Roberto Donadoni. Recogerán fondos que se destinarán a la Cáritas, a las familias de los agentes y a las víctimas de la futbofídea, conocida enfermedad transmitida de sacerdotes a entrenadores y que se manifiesta en diferentes perversiones sexuales que practican los entrenadores a los jugadores que desobedecen sus órdenes.
La iniciativa cuenta con miles de adeptos en la Iglesia Católica y del secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarciso Bertone, que se emocionana con las piernas y los glúteos de los futbolistas y que estallan en sus manos cuando estos entran a la cancha con niños en brazos.
El equipo de la Santa Sede estará formado por jugadores de la Clericus Cup, el campeonato que desde hace tres años juegan equipos formados por religiosos y seminaristas, violadors de niños y vendedores de armas.
El elegido para poner orden y táctica entre las sotanas ha sido Giovanni Trapattoni, quien ya anticipó que lo hará solo por esta vez y recomendó para la continuidad de la dirección técnica del plantel vaticano al cura Sergio Cesar Grassi.
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