La autopsia del pulpo más famoso en la historia moluscular, después del dibujito animado Manotas, y fallecido a pocos meses de su hazaña oraculista en el Mundial de Sudáfrica, reveló un escándalo bárbaro que compromete a sus entrenadores del acuario alemán.
Según el informe elaborado por el veterinario forense Richard Canaletti, “el pulpo este tenía el cerebro hervido, todas las terminales nerviosas parecían cables pelados. Además de los tatuajes que decían Mamá Pulpa-Papa Pulpo en uno de sus ocho brazos, también tenía en una de sus ciento treinta y seis ventosas la inscripción Aguante la Clandestina”.
En tanto, el entrenador nocturno del molusco, que se encuentra prófugo, Cocó Basigaluo, se quebró tras el deceso del cefalópodo y confesó: “todo empezó como un juego. Mientras el acuario estaba cerrado le pasaba los pálpitos del Diario Populachur y él me señalaba con uno de sus tentáculitos la fija; un tiempo después se hizo adicto a la quiniela poceada, y no paraba de pedirme que le traiga las revistas de sodoku que venden en el tren de Berlín”.
Y siguió con sus revelaciones: “Más adelante me encontré con el programa Alterados por Pi en el canal Encuentrhum, conducido por un matemático que en tiempos de crisis educativa trabajaba como comentarista de fútbol, y se lo hacía ver como parte de los ejercicios diarios”.
Por último, admitió también que en realidad “lo de la Eurocopa y lo del Mundial estuvo todo arreglado; le ponía una ostra más jovencita en el canasto que tenía al país con más probabilidades en Bwin, y por suerte le pegó a todas. Digo por suerte porque me llené de guita”, confesó de espaldas a la cámara en una entrevista dada al canal C5G, mientras es buscado por toda la policía acuática de Alemania.
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