Siguiendo con la enfermísima lógica anterior, a algunas fuentes se les ocurrió ir aún más allá y comenzaron a mascullar la idea de intercambiar otros puestos de gobierno. "¿Y si pensamos algo para la provincia de Buenos Aires?", consultó un heladero devenido en analista de la realidad político comunicacional situacional a un comunicólogo devenido en cajero de supermercado chino y consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. "Definitivamente el hombre es Hugo Chavez Frías", aseguró este último, que es más sencillo que poner, comunicólogo devenido en cajero de supermercado chino a contraturno y consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
"Qué lindo sería ver a Chávez en la gobernación de la provincia de Buenos Aires en la cabecera de la gran mesa del gran asado bonaerense munido de todo tipo de chistes, poesías, frases célebres, mimos y estatutas vivientes para arremeter contra la voracidad de los intendentes del conurbano", asestó el analista de la realidad político comunicacional situacional.
"Ya estoy viendo al comandante venezolano cabalgando por las llanuras del conurbano alineando punteros como patitos en fila y tomando la leche a la vez en los merenderos comunitarios", describió el comunicólogo devenido en cajero de supermercado chino a contraturno y consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
"También lo veo con su caballo blanco y su cabello crespo al viento entrando a la planta de Pacheco de la Ford para levantar a todos los operarios en una gran expropiación bolivariana", alumbró en este caso el analista de la realidad político comunicacional situacional.
"Y ya me retuerzo ante sus carcajadas después de escuchar con sus oídos revolucionarios los planteos de la Mesa de Enganche. Escupiendo fuego revolucionario ante las barbas de Llambías y Herr Biolkaten", se pavoneó el del superchino para hacerla más corta.
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