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viernes, 15 de mayo de 2009

Radar de tránsito


A ver si nos entendemos de una vez. Usted puede hacer lo que se le cante el orto, porque si no va a empezar a decir que desde el Radar de Tránsito coartamos su libertad. Pero después no venga a mariconear diciendo que no le avisamos. No salga, no sea boludo, quédese esta tarde en su casa, no quiera hacerse el canchero, déjese de joder. Ya sabe que los viernes a la tarde son un verdadero quilombo, un espanto, el horrooor, el horrooor. Es más, le recomiendo que a las 15.00 ponga I Sat y se vea entera Karate Kid IV. Después péguele un continuado con la insufrible Tonto y retonto, que la dan por Warner. Y si no haga zapping entre C5N, Canal 26, Crónica, TN y América 24 y vea la catarata de sangre que se derramará por todas las callecitas porteñas debido a los accidentes viales. En uno o dos años esto lo va a terminar de arreglar Diego Santilli. Pero por ahora no hay solución.

No sé por qué pero toda la gente va a querer salir en dirección al norte por Marcelo T. de Alvear. La congestión de autos y colectivos se volverá imposible, imposible, y encima a los semáforos se les ocurrirá hacer un nuevo paro a eso de las 16.27. No andará ninguno ni por Avenida Córdoba y ni por Charcas. Será un asco, un calor imposible, toda la combustión de los automóviles teñirá de gris la zona de las facultades. La gente sacará su barbijo que tiene a mano por la gripe porcina, pero no darán abasto. Empezará a brotar la sangre de todas las narices. Todos correrán por la Plaza Houssay en dirección al Hospital de Clínicas. Un joven con la camiseta de Temperley será el que llegue primero al nosocomio y se prenderá de los tubos de oxígeno. Se pegará una volada impresionante y comenzará a alucinar. Bloqueará todo el segundo piso. Sentirá que tiene todo el poder por la posesión del tubo. La gente se comenzará a fundir, una con otra, cuando empiece a prenderse fuego el plástico de sus camperas por los apretujones. Los bomberos querrán llegar a la zona. No podrán. Ya se dijo: todo estará congestionado. Querrán llegar con un avión hidrante para apagar las llamaradas. No podrán. Ya se dijo: estará el helicóptero de C5N y la avioneta de Carburando cedida a Canal 13 y TN cubriendo todo el espacio aéreo. El fuego, como una sola bocanada, se meterá en la Facultad de Medicina y todos morirán sin darse cuenta, repasando sus lecciones.

Un motoneta con sidecar será la única que podrá escapar de la zona. Agarrará por la calle Larrea en dirección al río. No podrá llegar. Un pozo enorme dejado por una rompedora de la gestión de Mauricio se lo tragará. De una.

Veinte años más tarde un grupo de antropólogos forenses intentará dilucidar la identidad de las personas masacradas en el Hospital de Clínicas y en la Facultad de Ciencias Médicas. No podrán. Todos los huesos de quienes morirán esta tarde se fundirán con los huesitos que los estudiantes tienen para jugar. En el segundo piso del nosocomio encontrarán las paredes recubiertas de celeste y color carne. Serán la camiseta de Temperley y la piel del joven, reventado como una piñata de tanto chupar oxígeno.

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