¿Cómo le anda? Yo acá, recién parido de esa infernal y antiquísima maquinaria que la mediocridad que no puede ver más allá de sus narices llama Ferrocarril General San Martín y los más mediocres aún le dicen tren.
Hay grandes y poderosos misterios en aquella bestia ferrosa. Por empezar la diversidad de picaportes que unen una y otra parte de su intestinal morfología. Los hay de varios tipos, a saber:
1- Los que liberan el mecanismo de traba en sentido contrario a las agujas del reloj. Son fríos y conservadores.
2- Los que lo hacen en sentido inverso, generando serios dilemas en quien intenta activar el mecanismo. La mediocridad lo primero que atina a pensar es que está obturado intencionalmente por alguna llave en poder de uno de los tantos perversos guardas.
3- Los que aparentan ser simples y normales picaportes pero, ante la intentona del sensato de moverla hacia un lado o hacia el otro, no responden a liberar el pestillo. Y esto porque el picaporte, amén de su apariencia de normalidad, esconde en su interior un botón, que es el que permite acceder hacia un afuera o un adentro del recinto móvil (aunque ello es también discutible, hay quienes integramos un club en el que nos resistimos a pensar que el tren se mueve, y he de aclarar que el test de necedad nos dio negativos a todos).
4- Por último, está el picaporte de baño. Con éste, jamás un pasajero se ha tenido que rebajar a preguntar qué debe hacer para liberar la puerta. Esto sucede por dos cosas. Algunas puertas de los baños no tienen ningún tipo de picaporte y no tener algo es como tenerlo al fin pero ausente. Otras porque corresponden en todo caso al de la familia de los cerrojos o trabitas caseras, de las cuales no me interesa hablar en absoluto por tratarse de una mediocridad redundante.
Por lo demás -lo que no corresponde al mundo de los picaportes ni material ferroviario-, las cosas están bien. Puedo decir al menos que la ausencia o falta de ellas, como ser mujeres o dinero, no afecta aún y de manera considerable mi juicio. He aprendido a arreglármelas bastante bien y puedo decir que me conformo con poco, que no es pero ni por putas lo mismo que nada. Todo eso me hace vivir en un mundo a cuatro estaciones con todos los saltos térmicos que ello implique.
4 comentarios:
con esto de la gripe chanchita, como carajo abro los picaportes redondos con el codo!!!!!! prefiero engriparme antes de hacer el ridículo en el San Martín.
epa, papá, qué les pasa con los picaportes? porqué no se meten con los cueritos de baño y se dejan de joder
ni por las putas pude ganar alguna vez contra un picaporte
ferroviarios somos pocos, el resto son burocratas de la maquinola sindical
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