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sábado, 1 de diciembre de 2012

Macri ya piensa en el Flaco Schiavi para obtener gas no convencional


Por Horacio Dall'oglio




               El jefecito de gobierno porteño, el Papu Macri, que se encuentra por estas horas con varios frentes de batalla abiertos, está barajando fuertemente la posibilidad de desarrollar la producción autónoma de combustibles de forma tal que pueda matar tres pájaros de un tiro; lograr la independencia energética de Buenos Aires para que se terminen los cortes de electricidad que afectan a los vecinos; financiar el subterráneo con fondos de los combustibles netamente porteños; y encontrar un lugar donde tirar toda la basura que produce la ciudad por día, ahora que su compinche del balón pie, el goberdadorsísimo Daniel Scioli, decidió levantar el perfil y salió a morderle los tobillos con una carta al alcalde para que deje de empernarlo, tal cual muestra la foto, con el tema de la basura.
               Para eso, los cerebros incansables del P.R.O., comandados por el ministro de Espacio Aéreo y Terrestre, el licenciado/da Bengala Negra, ya analizan convertir el Parque Sarmiento en un gran relleno sanitario donde descargar toda la basura de la ciudad, que a la vez serviría para producir gas, “como hacen los chinos”, explica un alfil mao-guevarista de Bengala Negra con una remera amarilla donde se ve el esténcil del “Che Macri”. “De esta manera no haría falta mendigar al gobierno nacional ni a la OFEPHi para que podamos subir el precio del combustible en la ciudad, que a su vez permita financiar el subterráneo”, finalizó el alfil mao-guevarista de Bengala Negra, mientras se pintaba la panza con temperas al agua y la leyenda “Macri es Revolución”.
               Por otra parte, los mismos cerebros gelatinosos del P.R.O. ven con agrado en la figura espigada de Rolando Schiavi, “el terror de las canilleras”, la clave para sacar a flote al gobierno porteño. Para ello ya planean hacerle una oferta jugosa al defensor xeneise para que desista de ser ayudante de campo de Martín Palermo en Godoy Cruz, cuando se retire. “La idea es la siguiente”, explica otra célula revolucionaria del macrismo. “Le hacemos creer al Flaco Schiavi que en el centro de la tierra en vez de haber un núcleo, como dicen los físicos sabelotodos amigos de Paenzópolis, hay una tibia y un peroné gigante. Entonces, envalentonado por semejante desafío, el flaco Schiavi se pondría sus botines-taladro con tapones intercambiables que actuarían como mechas para concreto, y haría un túnel gigantesco de donde obtendríamos la energía necesaria para autoabastecernos. Después eso, una vez que llegue al supueso  núcleo le tiramos con un container de piernas ortopédicas así encuentra el camino de vuelta a su casa, cual Hansel recogiendo miguitas de pan. Una vez que tenemos la energía necesaria para olvidarnos de Edesur y Edenor, armamos una planta que procese toda esa energía, donde Schiavi sería el gerente, y la convierta en combustible para los autos que transitan por Buenos Aires, y eso mismo también nos permitiría tener un ingreso extra con qué financiar el subterráneo. Con el túnel que quede tiraríamos toda la basura que generamos y también nos olvidamos de andar rogándole a Scioli que nos deje contaminar un poquito más el conurbano. Parafraseando a nuestro camarada Horacito Rodriguez Larreta, le vamos a romper el culo al Mago  Galluccio de YPF, ya vas a ver”, dijo otro delfín del macriguevarismo, probándose una boina negra frente al espejo de un bar en Palermo, y con un habano de chocolate en la boca.

sábado, 6 de agosto de 2011

La ciudad que se viene: Parque temático en 3D para protestar




El Licenciado/a Bengala Negra, ministro de Espacio Aéreo y ahora asesor de Horacín Garcheta, se encuentra explicándole su plan para que Buenos Aires deje de lado el conflicto y el caos de tránsito por culpa de tres gatos locos que cortan las calles de la ciudad, mientras Garcheta arregla para jugar al pádel con el Chipi Ritondo por mensaje texto.

“Pensamos en que el lugar más representativo para la protesta social es la Plaza de Mayo, así que ya estaríamos mandando a reacondicionarla. Lo primero que se nos ocurrió fue el nombre, se va a llamar “Arde la ciudad” porque es un tema bien bien Pro, y además ya estamos mandando a imprimir las tarjetas magnéticas de prueba, para que el que quiera reclamar algo le cargue crédito en cualquier kiosko. La idea sería que todos accedan a este beneficio de levantar la voz y pedir por lo que creen que es justo, porque queremos una ciudad inclusiva, pero sólo en el parque temático. La entrada general sería de 10 pesitos, imaginate si Tecnópolis metió un millón de personas en una semana con que vengan la mitad a 10 por cabeza, en dos años eliminamos el ABL. Que quede claro que también pueden acercarse la gente del conurbano, o de otras provincias, y que ya no va a hacer falta que anden viajando en tren y subte con las banderas enrolladas, con lo incómodo que es, porque cuando lleguen al parque tendrán las banderas que quieran con los carteles más creativos. Van a poder venir los troskosecundarios, los metrorenegados, los que quieren legalizar el faso, el gremio de punguistas de Constitu, los abrebalijas de Ezeiza, colectiveros sensibles, todos todos van a poder reclamar lo que se les ocurra.

El primer parque temático de la protesta en 3D del mundo estaría dividido en tres zonas: Recepción, Protesta, Festejo.

La Recepción: Sería como la parte más burocrática, uno tiene que apoyar la tarjeta en la máquina (medio que choreamos la idea del SUBE que está en las estaciones de trenes), si tiene crédito se abren las puertas del parque, si no tiene crédito baja del techo una bota gigante y le da una patada afuera (esto igual se puede ver), y si a alguien se le ocurriera protestar afuera del parque caen los metropoles en sus camionetas de negro y blanco…y bueno ahí seguiría su curso legal. Después de llenar un formulario en una pantalla táctil con todos los datos, entregaríamos unos anteojos 3D Ray Ban (porque también son bien Pro), y el plano que cada uno arma según sus preferencias.

Ejemplo de formulario:

Rama productiva: Afiladores de cuchillos de Gonzales Catán Motivo de la protesta: escases de trabajo Funcionario al que quisiera humillar (marcar Público o Privado): Director del diario Muy Tipo de humillación: Pasarle la piedra de afilar por los dientes de adelante Calle que quiere cortar: 9 de julio y Avenida de mayo Cantidad de compañeros: 15 Si son menos de 10.000 tiene la opción de multiplicar compañeros: Si Cantidad de columnas que quiere lo acompañen (hasta 20): 20 ¿Necesita carteles o pancartas?: Si Música de fondo: Música celta con flauta de afilador…Y así hasta armar todas las preferencias. Cuando la persona está repodrida y bien caliente de tanto llenar datos, una fila de muñecos de puching-ball con la cara de Mauricio Macri le dirían en coro “Vos también sos bienvenido”. Ahí el que protesta se puede desquitar un poco con el Papu dándole patadas, piñas, lo que quiera, pero el muñeco no se caería nunca (esto sería como subliminal). Entonces el que protesta ya se mete con otra adrenalina a la sala 3D.

Sala de protesta: Cuando ingresen los recibiría una pantalla de 360°, así que te das vuelta y seguís viendo pantalla para donde mires, que cubriría todas las paredes, y ponemos un video en 3D con 20 columnas de afiladores que marchen con sus bicicletas haciendo sonar las flautas por una 9 de julio virtual. Ahí los 15 afiladores empezarían a sentirse parte de un movimiento obrero con millones de personas que los apoyan. Ponemos a cada afilador en 3D a tocar redoblantes o bombos, canten alguna marchita o canción de cancha. Al rato estos dejarían los bombos para pasarle la piedra de afilar al director del diario Muy, todo virtual, obvio. Cuando se cumplen los 30 minutos por turno, los afiladores 3D se pueden convertir en el Papu Macri que les diga algo así como “Yo te escucho”, “Quedate tranquilo”, alguna frase así como esperanzadora. Ahí antes de salir, se apagan todas las luces y les ponemos un video con fotos de afiladores famosos y la canción “En el país de la libertad” de León Gieco, que va a provocar un lagrimón a más de uno. Cuando termina la canción y ya los tenemos doblegados, se cierran las puertas de la sala y los mandamos a la siguiente etapa. Les ponemos una voz de locutora para que dejen los anteojos 3D en canastos que tienen a la salida, y que diga algo así como “Prepárese para vivir una experiencia única”.

Festejo: El tramo final del recorrido estaría diseñado especialmente para que cuando salgan ni se acuerden por qué protestaban. Ahí tiramos un poco de humo por abajo de la puerta de Festejo, ponemos de fondo Vangelis, unas luces con láser que se muevan para todos lados, y hacemos que se levante despacio para que los coma la ansiedad. Cuando se termina de levantar hacemos explotar todo con papeles picados, globos y el tema “Arde la ciudad” de La Mancha de Rolando. Entonces los que protestan se lanzarían corriendo a los distintos juegos o atracciones. Pondríamos un “Tobogan de agua y bronca”, la “Montaña rusa de la injusticia”, el “Trencito de la indignación”, también habría peloteros, inflables y camas elásticas. Después un salón de baile con toda la estética del Pro, pantallas gigantes, hologramas, y todavía estamos pensando si poner shows eróticos, para hacer una especie de Pinar de Rocha, como cierre de la protesta, pero eso lo estamos viendo. ¿Qué te parece Horacio?”

Cuando termina de contarle todo a Horacín Garcheta, Bengala se manda un trago largo de soda que venía con el café porque se había quedado sin vos, y el jefe de ministros le dice “disculpame Bengala, estaba con el Chipi Ritondo ¿qué me decías?...”

El Licenciado Bengala Negra vuelve a trabajar en la ciudad




Tras despertase medio abombado por los daiquiris que se había clavado en el festejo no oficial de la tropa macrista, en el boliche América, se levantó desorientado, intuyendo que tenía algo importante para hacer. Se miró al espejo, como si fuera una de esas propagandas de sales efervescentes, y por fin lo recordó, tenía que subir las fotos de la fiesta Pro al Facebook y al Flickr.

Fue hasta el teléfono para revisar los mensajes, Horacín Garcheta le había prometido la noche anterior, entre cumbias y globos, que lo iba a llamar. Tenía dos sin escuchar, el primero era Lamparita Lapegüe invitándolo a “Un sol para los Ñoños”, no terminó de escucharlo cuando Bengala le dio la opción de borrar. El siguiente era Horacín diciéndole que lo esperaba a las 17.00 hs en el bar de Corrientes y Callao.

El licenciado/a Bengala Negra, ministro de Espacio Aéreo de la Ciudad, miró el reloj del celular y vio con asombro que faltaban quince minutos para la cita. Se fue a buscar la ropa a la habitación y vio que había un bulto adentro de la cama. Lo tocó, había alguien abajo, pero no se acordaba si hombre o mujer. Descorrió el acolchado y encontró un tipo vestido de vaquero, como si fuera integrante de los Village People, con botas tejanas y todo, metido en posición fetal y chupándose un dedo gordo. Intentó despertarlo, pero no hubo caso.

Como pudo, en menos de cinco minutos se vistió, se puso gel en el pelo, y le sacó los anteojos oscuros al tipo de la cama. Agarró las carpetas que tenía para presentarle las propuestas al jefecito de gabinete porteño, y salió comiéndose un pancho por la mitad que había sobre la mesa. Afuera estaba un taxi esperándolo, se metió la camisa en el pantalón, abrió la puerta trasera y Bengala Negra pensó con orgullo “Estoy de vuelta”.

viernes, 13 de mayo de 2011

Pelado por pelado: Sale Cordera, entra Larreta


Desencantado por tener que bancarse al Papu Macri como candidato en la ciudad, y relegado a la supervisión de guirnaldas para la campaña, todos pensaban que Horace Rodríguez Gambeta iba a deprimirse y terminaría encerrado en su estudio, recordando su pasado menemista-delarruista y cantando “Si no te hubieras ido” en la versión de Maná.
Pero, pero, desde hace un tiempo que a Horacín le viene chupando un huevo la cuestión esta de la política, la mesura, el traje impoluto y el discurso almidonado, y parece, ojo parece, que anda con ganas de largar todo y dedicarse por fin a su verdadero sueño de desbancar a Ozzy Osbourne y convertirse en la estrella de rock más descontrolada del universo conocido.
Sin ir más lejos, ya había dado algún indicio cuando todavía era un flamante precandidato que iba por los barrios porteños saludando vejestorios que querían besarle la pelada, y había sorprendido a propios y ajenos con una arenga fuera de protocolo, en medio de la inauguración de un local Pro, cuando salió con fervor pornográfico a decir que le iban “a romper el culo a todos”.
Al terminar el mismo acto, el Chipi Ritondo lo quiso gastar y le dijo: “lo único que te falta es ser cantante de la Bersuit, ahora que no está más Gustavo Cordera”. Entusiasmado, el jefe de gabinete porteño le agradeció el cumplido, y se fue a su casa pensando en qué hacer con su vida, si continuar un par de años más con eso de la política o mostrarle al mundo la verdadera cepa rockera de la que estaba hecho.
Inclusive, últimamente, allegados al gran gestionador ven con extrañeza que se levante en medio de las reuniones de gabinete y luego sea visto en el Parque Rivadavia, refugiado tras una peluca de rulos, buscando algún vinilo de la banda uruguaya de rock progresivo Psiglo; o que revele a sus íntimos que tiene una falsa guantera en el auto donde esconde la discografía completa de Rubén Rada. Y es que, parece, Garqueta quiere salir del closet nomás.
Si bien todavía la Bersuit no sacó ningún comunicado anunciando la llegada del funcionario como principal vocalista del grupo, bastó enterarse de la decisión de Mauri para que Horacín volviera a hacerse ilusiones de estar el 22 de mayo en el escenario del Pilsen Rock con toda la banda, y poder de esa manera cumplir su tan ansiado sueño de que las fans en tetas le hagan la ronda cuando tenga que cantar “Horaciquito de ratón”.
Por último, según testimonios de un canillita primo de Omar Plaini del barrio de Palermo, se lo pudo ver llegar a Garqueta al puesto de diarios, este último domingo, con un pijamas a rayas y moviendo su pelvis de un lado hacia el otro, a punto de descaderarse, hasta que se fue con el último número del Diario de la Vaca cantando:
La cola pa'ca balanceando/
La cola pa'ya,que se mueve/
La cola pa'ca balanceando/
La cola pa'ya/

sábado, 2 de abril de 2011

Ni Garquetta ni Gaby


En el Pro no paran de poner cada vez mas obstáculos en las calle de la ciudad del hijo de Franco pero también se mueven arduamente para definir quién será el futuro candidato a Facho de Gobierno. Con ese objetivo, Mauricio organizó un evento para los militantes del PRO, al cual asistieron muchos pelados y señoras con colágeno en sus labios. Ante el centenar de presentes expusieron sus ideas Rodríguez Garqueta y Gabriela.
El pelado propuso entre otras cosas:
-Copiar el modelo de tránsito de Nepal. Es decir, calles sin semáforos y que cada uno vaya por donde le guste.
-Patentamiento de sillas de ruedas, para acabar con los sillachorros.
-Cerrar la Estación Constitución y demás lugares por los que entre la gente de provincia a Capital.
-Sacar el plan Sushi para Forros, con el fin de que todos los habitantes de las comunas más top coman sushi por un dólar.
-Poner en venta los barrios de Parque Patricios y Soldati.
La señora de las tintorerías prometió:
-Construir cinco centímetros de subte por año.
-Cerrar los lugares que tratan la calvicie.
-Poner en el canal de la ciudad un programa al estilo 6,7,8 conducido por Baby Echecopar y grandes panelistas como Laura “Tontita” Azcurra y Marcelo Palacios.
-Cercar con alambre electrificado los límites de la Capital con Gran Buenos Aires.
-Poner parlantes con música re linda en las calles para vivir en una ciudad re pero re feliz.
Entre tantas boludeces y boludeces, el niño Mauricio entró en crisis y subió al escenario. “Basta, basta necesitamos algo popular, un poco de humo de choripán. Algo para acercarnos a los sectores más grasas que viven en la ciudad. Así que lo siento, ni Garqueta ni Gaby tienen chances. Ya tengo el candidato: es un tipo de barrio, un ganador, adonde va hace milagros”, sacudió.
“Pasa, Ricardo”, gritó.
Los presentes se miraban sin entender quién era Ricardo. Alguno pensó en López Murphy. Otros, en Arjona o Montaner. Hasta que lograron ver al salvador. El petiso con pinta de garca y barba candado tomó el micrófono: “Soy el salvador de todos ustedes, ya hice milagros en Rosario, saqué del fondo del mar a Sergio Massa, en la Paternal me adoran y ahora le estoy hundiendo el club a Kaníbal Fernández”. Los aplausos explotaron y Mauricio levantó el brazo derecho de Ricardo Caruso Lombardi, que emocionado gritaba: “los que quieren un el lugar en el gabinete que vayan hablando con mis asesores el tema de la cometa”.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Rodríguez Garqueta pegaría un “giro copernicano y gratuito” a su vida, o casi.


Era un domingo hermoso. Horacito Rodríguez Garqueta se había levantado con la melena enmarañada, pero se sentía tan a gusto con su desfachatez que no se peinó hasta después del desayuno. Cerca de las once de la mañana decidió que tenía ganas de salir a caminar sin rumbo fijo, así que se puso la remera del Principito volando con la bandada de pájaros que le compró a un mantero frente a la Facultad de Filosofía y Letras, cargó en el morral de cuero "El crepúsculo de los ídolos" de Nietzsche, constató que estuvieran los armaditos por si pintaban los pibes de THC, y abrió la puerta de su casa con el equipo de mate preparado.
Garqueta hizo un par de cuadras y al encontrarse con un puesto de diarios no supo si comprar Tiempo Argento, El Pagineta, o Mirandas al sur, hasta que por fin se decidió por el Pagineta al ver que traía un suplemento especial con los 50 años de periodismo de su tocayo, Horacio Vervin Skay. Mientras el canillita le cobraba, chusmeó la portada de los demás matutinos como quien espía al enemigo, y luego se fue leyendo la contratapa.
A poco de andar, pasó frente a un puesto de alquiler gratuito de bicicletas en Retiro y mangueó una con asiento banana y rueditas de apoyo. Exaltadísimo, bajó por Leandro Alem adelantándose a los automóviles con paneles solares en el techo que pasaban a 3 km/h, cruzó Plaza de Mayo haciendo willy, y de golpe se encontró frente al monumento del General Roca, donde Osvaldo Bayer comandaba su demolición. Rodríguez Garqueta se bajó de la bici con un martillo neumático y se prendió a darle duro y parejo a las patas traseras del caballo bajo la mirada atenta y la sonrisa barbuda del historiador.
Subido de nuevo en su bici, agarró por Rivadavia y le pegó derecho hasta Salguero. En la esquina de Potosí hizo una coleada que recibió los aplausos de los muchachos limpiadores de manubrios, que se acercaron para felicitarlo y de paso le lustraron el guardabarros delantero. Horacín les dejó 10 pesos de propina a cada uno y se fue contento por la bicisenda de Potosí. Enseguida se mandó en contramano por Lambaré y estacionó en la vereda de La Tribu porque quería participar del festival de cultura libre, Fábrica de Fallas, y sin preguntarse cómo llegó ahí, Rodríguez Garqueta sacó de su morral una notebook y pidió a los expertos que le instalen el Ubuntu.
Al rato, cayó por el Parque Centenario y un valet-parking con el chaleco amarillo del gobierno porteño le indicó cómo estacionar sobre la parcela gratuita con una franela naranja. Dejó sus zapatillas en el armario gratuito de calzados y atravesó en patas el césped hasta llegar a uno de los tantos molinos de viento gratuitos, emplazados en el Parque, donde enchufó su notebook porque estaba quedándose sin batería. Después fue a sentarse a un banco frente al lago artificial, conectó su computadora portátil a la red Wi-Fi gratuita, y se descargó la discografía completa de Gilberto Gil.
Al mirar hacia la derecha vio a su maestra de primer grado que se acercaba a él con un andar sensual y ligera de ropas. La docente le dio un beso en la frente y se zambullo al agua. Rodríguez Garqueta vio de pronto la cola de sirena de su maestra que nadaba boca arriba, largó la compu y se tiró también, pero al caer el agua se transformó en un mar de adoquines donde se partió la cabeza.
Sobresaltado, con la boca pastosa, la pelada bañada en transpiración y con un chichón que le dejó el respaldo, Horacito Rodríguez Gargueta se despertó confundido, y se sentó en la cama. Miró unos segundos el reloj despertador que marcaba la 01.32 de la madrugada, suspiró aliviado y pensó “chau... qué pesadilla de mierda”, y se tiró a roncar de nuevo.